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jueves, 31 de marzo de 2011

Follar Con 7 hombres


Me gusta mucho entrar a los chats eróticos y conocer muchas personas, para principalmente contarnos fantasías sexuales o experiencias reales que hemos tenido y pasar un rato agradable además de muy excitante.

Tengo un amigo que conocí en este tipo de salas de chat, Pedro, que está casado, tiene 45 años y mucha experiencia sexual según me ha contado. Con él compartimos bastante de estas cosas.

En una ocasión estábamos prendidos en una de esas pláticas, cuando le dije que tenía muchas ganas de estar con 7 hombres al mismo tiempo y recibir un delicioso "cumbath" que me penetraran por todas partes y tener tantas pollas a mi disposición que no supiera ni qué hacer con ellas y al final que se corrieran a grandes chorros por todo mi cuerpo.

Me sorprendí mucho y me excité aún más cuando Pedro me dijo que si en verdad me animaba, él podía hacer realidad esa fantasía para mí en menos tiempo del que pudiera imaginarme. Por supuesto que acepté, con un poco de miedo, pero lo hice. Pedro me dijo que enviaría algunos correos y hablaría con algunos de sus amigos del MSN para organizarlo todo y que me avisaría en cuanto todo estuviera listo.

No tuve que esperar demasiado, a la siguiente noche al revisar mi correo recibí la información: día, lugar y hora. Me asuste un poco y me puse algo nerviosa, pero mi excitación fue mayor, así que envié la respuesta confirmando mi asistencia.

El día acordado estaba aún más nerviosa, tome un largo baño en mi tina, con agua caliente para relajarme, dejando que la espuma me acariciara la piel, mis piernas, mi abdomen y mis pechos generosos. Depilé mis piernas y mi coño que tenía una fina mata de vello. Salí del baño y me froté mis cremas para la piel, con aromas deliciosos, dejándome llevar por el placer del momento y preparándome para la emoción que me aguardaba. Me vestí con una blusa a cuadros, con botones adelante, unos jeans ajustados, mis botas celestes. Abajo nada más que una diminuta tanga blanca y un sostén del mismo color que apenas podía contener mis prominentes tetas. La hora estaba cerca y me tomaría unos 15 minutos llegar hasta el lugar, tomé mi bolso y las llaves y me subí a mi Jeep Wrangler amarillo, el motor ronroneó como un gatito y me llevó sin prisas hasta el punto de encuentro donde la más salvaje de mis fantasías sexuales tendría lugar.

Una hermosa casa con un estilo moderno me esperaba. Vasto jardín por delante, muy espaciosa y con muchos lujos. Resultó ser del jefe de Pedro, Alejandro, un señor de unos 55 años, ligeramente calvo y con un prominente estómago. Todos los demás hombres se encontraban ya allí, los había de todas las edades, entre los 20 y 60 años. El más joven, era el hijo de Alejandro, estaba también un hombre de color de unos 35 años, además de Pedro y otros 3 hombres de mediana edad que completaban el grupo.

Luego de las presentaciones pasamos a la sala, amplia, adornada con réplicas de obras famosas, una suave alfombra cubría en gran parte el piso de madera. Un par de hermosas sillas y un sofá de cuero negro. Nos sentamos y comenzamos a platicar, tomando vino y otras bebidas que Alejandro o su hijo nos servían desde el bar que se encontraba en un extremo de la habitación.

Mi corazón latía fuertemente, pero fue apaciguándose a medida que las fluidas conversaciones y el vino alisaban el ambiente. Daniel (el hijo de Alejandro) puso música, y las delicadas notas de un piano comenzaron a flotar por la estancia. Animada por el vino me levanté y posicionada en el centro de la habitación comencé a moverme sensualmente, siguiendo el ritmo de jazz, sintiéndolo flotar a mí alrededor, pasando mis manos por mi cuerpo, sonriendo sensualmente, mordiendo mis labios como provocación, uno a uno los botones de mi blusa se fueron abriendo, uno, dos, tres botones y mis turgentes pechos amenazaron con salirse de mi sostén, acaricié la piel que quedó al descubierto, los hombres sonreían ampliamente, aplaudiendo y silbando. Seguí moviendo mi cuerpo al compás de la música, desencajando más botones hasta que mi blusa estuvo totalmente suelta, jugué con ella sensualmente, quitándomela parcialmente y cubriéndome nuevamente, les di la espalda y comencé a mover más marcadamente mi trasero, mi pelo negro y suelto acariciaba mi espalda cuando retiré por completo mi blusa y la dejé caer en la alfombra, seguida por mi sostén. La frescura del aire acondicionado acarició mis tetas, poniendo duros mis pezones al instante, mis manos tomaron posesión de cada pecho y me di la vuelta sensualmente sin dejarlos apreciar aun completamente mis maravillosos senos. Ellos aullaban de placer, bailé más para ellos, logré que mi cabello cubriera mis pezones y solté mis manos de mis ellos, sin perder la sensualidad de mis movimientos desabotoné mis jeans y bajé lentamente el cierre mostrando la blancura de mi tanga, introduje una mano y jugué con una de las tiras que sujetaban la prenda íntima por los lados, haciéndola sobresalir por los lados de mis vaqueros, luego lo repetí con la otra. Sin darme cuenta en que momento lo hicieron, vi que los hombres tenían sus pollas ya afuera, había para escoger, gordas y cortas, delgadas y largas, cabezonas, morenas y pálidas, era todo un concierto, todos los hombres las frotaban con vigor.

Me acerqué lentamente al sofá en el que estaban los 7 hombres masajeando sus penes. En el camino me deshice de mis botas y mis jeans, solamente la tanga seguía fijada a mí piel, por delante un triángulo blanco que cubría mi coño completamente depilado, las tiras de tela elástica a los lados y atrás otra fina tira de tela que se hundía profundamente entre mis nalgas, mi redondo y firme culo la ocultaba por completo.

Me arrodillé frente a los hombres que no perdieron tiempo y comenzaron a posar sus manos sobre mí, apoderándose de lo que podían, masajeando mis pechos, sobando mi culo y mis piernas. También puse manos a la obra (al igual que boca, labios y lengua) el moreno, Miguel, estaba justo frente a mí, con su dura y cabezona polla apuntando directo a mi cara, me moví hacia delante y hundí aquel pedazo de carne caliente en mi boca, degusté su sabor salado, y al instante comencé a meter y sacar su polla de mi boca, rosándolo con la lengua en cada salida y envolviendo con mis labios su capullo para luego volver a tragarlo, los gemidos comenzaron, a ambos lados mis manos tomaron posesión de la polla de Daniel y de otro de los hombres, los masturbé al mismo ritmo que el de la comida de pene que estaba propinándole a Miguel, Pedro se puso de pie ofreciéndome también su pene al lado derecho y Alejandro detrás de mí acariciaba mis tetas mientras restregaba su polla por mi espalda, el otro chico también se puso a mi lado, ahora estaba rodeada de pollas como lo había deseado. Alternadamente mamaba la verga de Miguel y la de Pero, dando lengüetazos largos, metiéndomelas enteramente en la boca, lubricándolas bien, luego las tomé entre mis manos y mame otras 2 pollas sucesivamente, ya no sabía a quién se la chupaba ni a quién masturbaba. Sentí otros 3 penes golpeando mi cara, azotando mis pechos, los hombres que no alcanzaban mis manos o mi boca se masturbaban y pasaban sus húmedos penes por cualquier parte de mi cuerpo, los sentí golpear en mi culo y me puse en posición de perrito ofreciendo mi coño y mi trasero.

Mientras yo me atragantaba con 4 penes deliciosos los otros 3 hombres se dedicaron a darme placer con sus bocas. Sentí unos labios gruesos y ásperos apoderarse de uno de mis pechos, succionaba con fuerza mi pezón y luego pasaba su lengua por todo mi seno, otro de los hombres le imitó y el tercero hundió su cara entre mis piernas, pude sentir su lengua recorrer todo mi coño por encima de mi tanga, humedeciéndola con su saliva y con mis propios jugos, pasó varias veces su lengua antes de arrancarme mi pequeña prenda de un tirón, el pedazo de tela desgarrada que había sido mi tanga quedó tirado en el suelo. Alejandro volvió a hundir su cara en mi vagina, abría mis labios vaginales y los lamía con delicadeza, mordía mi entrepierna y luego introducía su lengua nuevamente en mi raja, comiéndome el clítoris con intensidad. Mis gemidos pronto se convirtieron en gritos amortiguados porque en algún momento de esa deliciosa orgía Daniel y Pedro habían introducido sus penes al mismo tiempo en mi boca, me dolía la mandíbula, pero me las arreglaba para ensalivar ambos penes y pasarles mi lengua enteramente. Sentí un escalofrío recorrerme el vientre y mi primer orgasmo se hizo presente, temblando entre los cuerpos de aquellos hombres saqué los penes de mi boca y lancé un grito de placer increíble mientras por las comisuras de mis labios bajaban hilitos de saliva y líquido pre-seminal.

Respirando agitadamente me levanté, todavía temblando y les pedí que me penetraran. Pedro se sentó en el sofá con su duro pene erecto al máximo y sus piernas abiertas. Yo le di la espalda y calculando bien me dejé caer sobre su polla, enterrándomela por completo en el coño, volví a gritar y cuando mi boca estaba abierta, uno de los hombres que mamaba mis pechos antes me clavó su pene húmedo en la boca, Daniel se puso a mi derecha y otro de los chicos a la izquierda, entre ellos los demás me rodearon con pollas nuevamente, mamé uno, dos, tres penes, otro más y otro, los rotaba en mi boca y lo mismo con mis manos, mientras comenzaba a rebotar en el pene de Pedro que me tomaba por la cintura y me elevaba hasta casi sacar su pene de mi vagina y luego con la misma fuerza me hacía caer nuevamente sobre su riquísima polla. Nuevamente mis pechos eran azotados con los penes circundantes mientras yo mamaba y masturbaba, masturbaba y mamaba. Mis tetas rebotaban al azar por las embestidas que recibía desde atrás y los azotes de las vergas. De nuevo escalofríos y temblores, gritos y gemidos y un segundo orgasmo, aún más intenso que el primero, dejó la polla de Pedro bañada de mis jugos.

No contenta con esto, me saqué la polla del coño y solté todas las demás vergas. Levantándome del regazo de Pedro tome a Miguel y lo acosté en la alfombra con su negro instrumento de alabastro apuntando al encielado. Me paré sobre él, con mis piernas a ambos lados de su cuerpo y haciendo movimientos sensuales, siempre acompasados con el jazz de fondo, bajé lentamente hasta engullir con mi coño toda su polla, me moví despacio y luego me incliné hacia delante. Mis pechos se balanceaban sobre su cara como péndulos de hipnotista, el sacaba su dura lengua y lamía la punta de mis pezones. En esta posición mi culo quedó nuevamente expuesto y no tardé en sentir un grueso instrumento martillándome por mi pequeño agujero. Las lágrimas bajaron por mis mejías cuando de un solo movimiento estuve ensartada por completo por las 2 pollas, una en mi vagina y una en mi cola. Ya ni podía gritar, sentía que perdía el aire. Era la primera vez que me penetraban doblemente. Ambos hombres comenzaron a embestirme con un ritmo errático, mis pechos balanceándose otra vez. Y otra vez cinco pollas rodeándome, repetí la operación lo mejor que pude. Dediqué mamadas a todas y cada una de las pollas. Todos iban rotando por mi cola, sentí todos los calibres de pene entrar y salir de mi culo y vagina. A pesar de la frescura que proporcionaba el aire acondicionado yo estaba empapada en sudor, como si estuviera en un horno. Una embestida, una nalgada, un azote con un pene en mi cara. Escalofríos, dolor, placer, temblores. Un tercer orgasmo y…

– ¡BAÑENME! – Grité completamente fuera de mí – ¡por favor! ¡Necesito sentir vuestro semen en el rostro y en mis pechos! – los hombres que me cogían vaginal y analmente en ese momento se salieron, yo me puse de rodillas y abrí mi boca, de entre mis piernas y de mi ano salían chorros de humedad; los 7 hombres se pusieron frente a mí, apretados unos contra otros, masturbándose frenéticamente. Yo no paraba de gritarles que me llenaran de su lefa, que quería sentir el líquido caliente deslizarse por todo mi cuerpo, entonces tremendos chorros comenzaron a salir disparados de los penes, chocaron contra mi cara, unos penes eyacularon primero, otros después, pero era un manantial de semen solo para mí. Unos cuantos chorros cayeron en mi boca que no paraba de pedir leche de hombre, saboreé la viscosidad, la sostuve en mi lengua antes de escupirla en la alfombra, mi cara estaba blanca de semen que se mezclaba con mi sudor y resbalaba por mi cuello y me llenaba los pechos, mi vientre, mis piernas. Recibí un baño de leche como los de Cleopatra y me dejé caer sobre la alfombra, respirando agitadamente y con una sonrisa en los labios. Todos los hombres eyacularon sobre mí.

Pasados algunos momentos me levanté, Alejandro había preparado un baño para mí. Estuve largo rato entre las burbujas de la tina, dejando que el agua caliente acariciara mis adoloridos músculos. Salí del cuarto de baño totalmente desnuda. En la sala solo quedaban Alejandro, Daniel y Pedro. Luego de platicar unos momentos y agradecerles por la bella experiencia tomé mi ropa de la alfombra, dejé los retazos tirados de lo que había sido mi tanga sobre la alfombra y me puse mis vaqueros sin nada abajo, mi sostén, mi blusa y mis botas y partí hacia mi casa donde dormí toda la noche y parte del día siguiente para recuperarme de la orgía más increíble de mi vida.



Me gusta mucho entrar a los chats eróticos y conocer muchas personas, para principalmente contarnos fantasías sexuales o experiencias reales que hemos tenido y pasar un rato agradable además de muy excitante. Tengo un amigo que conocí en este tipo de salas de chat, Pedro, que está casado, tiene 45 años y mucha experiencia sexual según me ha contado. Con él compartimos bastante de estas cosas. En una ocasión estábamos prendidos en una de esas pláticas, cuando le dije que tenía muchas ganas de estar con 7 hombres al mismo tiempo y recibir un delicioso "cumbath" que me penetraran por todas partes y tener tantas pollas a mi disposición que no supiera ni qué hacer con ellas y al final que se corrieran a grandes chorros por todo mi cuerpo. Me sorprendí mucho y me excité aún más cuando Pedro me dijo que si en verdad me animaba, él podía hacer realidad esa fantasía para mí en menos tiempo del que pudiera imaginarme. Por supuesto que acepté, con un poco de miedo, pero lo hice. Pedro me dijo que enviaría algunos correos y hablaría con algunos de sus amigos del MSN para organizarlo todo y que me avisaría en cuanto todo estuviera listo. No tuve que esperar demasiado, a la siguiente noche al revisar mi correo recibí la información: día, lugar y hora. Me asuste un poco y me puse algo nerviosa, pero mi excitación fue mayor, así que envié la respuesta confirmando mi asistencia. El día acordado estaba aún más nerviosa, tome un largo baño en mi tina, con agua caliente para relajarme, dejando que la espuma me acariciara la piel, mis piernas, mi abdomen y mis pechos generosos. Depilé mis piernas y mi coño que tenía una fina mata de vello. Salí del baño y me froté mis cremas para la piel, con aromas deliciosos, dejándome llevar por el placer del momento y preparándome para la emoción que me aguardaba. Me vestí con una blusa a cuadros, con botones adelante, unos jeans ajustados, mis botas celestes. Abajo nada más que una diminuta tanga blanca y un sostén del mismo color que apenas podía contener mis prominentes tetas. La hora estaba cerca y me tomaría unos 15 minutos llegar hasta el lugar, tomé mi bolso y las llaves y me subí a mi Jeep Wrangler amarillo, el motor ronroneó como un gatito y me llevó sin prisas hasta el punto de encuentro donde la más salvaje de mis fantasías sexuales tendría lugar. Una hermosa casa con un estilo moderno me esperaba. Vasto jardín por delante, muy espaciosa y con muchos lujos. Resultó ser del jefe de Pedro, Alejandro, un señor de unos 55 años, ligeramente calvo y con un prominente estómago. Todos los demás hombres se encontraban ya allí, los había de todas las edades, entre los 20 y 60 años. El más joven, era el hijo de Alejandro, estaba también un hombre de color de unos 35 años, además de Pedro y otros 3 hombres de mediana edad que completaban el grupo. Luego de las presentaciones pasamos a la sala, amplia, adornada con réplicas de obras famosas, una suave alfombra cubría en gran parte el piso de madera. Un par de hermosas sillas y un sofá de cuero negro. Nos sentamos y comenzamos a platicar, tomando vino y otras bebidas que Alejandro o su hijo nos servían desde el bar que se encontraba en un extremo de la habitación. Mi corazón latía fuertemente, pero fue apaciguándose a medida que las fluidas conversaciones y el vino alisaban el ambiente. Daniel (el hijo de Alejandro) puso música, y las delicadas notas de un piano comenzaron a flotar por la estancia. Animada por el vino me levanté y posicionada en el centro de la habitación comencé a moverme sensualmente, siguiendo el ritmo de jazz, sintiéndolo flotar a mí alrededor, pasando mis manos por mi cuerpo, sonriendo sensualmente, mordiendo mis labios como provocación, uno a uno los botones de mi blusa se fueron abriendo, uno, dos, tres botones y mis turgentes pechos amenazaron con salirse de mi sostén, acaricié la piel que quedó al descubierto, los hombres sonreían ampliamente, aplaudiendo y silbando. Seguí moviendo mi cuerpo al compás de la música, desencajando más botones hasta que mi blusa estuvo totalmente suelta, jugué con ella sensualmente, quitándomela parcialmente y cubriéndome nuevamente, les di la espalda y comencé a mover más marcadamente mi trasero, mi pelo negro y suelto acariciaba mi espalda cuando retiré por completo mi blusa y la dejé caer en la alfombra, seguida por mi sostén. La frescura del aire acondicionado acarició mis tetas, poniendo duros mis pezones al instante, mis manos tomaron posesión de cada pecho y me di la vuelta sensualmente sin dejarlos apreciar aun completamente mis maravillosos senos. Ellos aullaban de placer, bailé más para ellos, logré que mi cabello cubriera mis pezones y solté mis manos de mis ellos, sin perder la sensualidad de mis movimientos desabotoné mis jeans y bajé lentamente el cierre mostrando la blancura de mi tanga, introduje una mano y jugué con una de las tiras que sujetaban la prenda íntima por los lados, haciéndola sobresalir por los lados de mis vaqueros, luego lo repetí con la otra. Sin darme cuenta en que momento lo hicieron, vi que los hombres tenían sus pollas ya afuera, había para escoger, gordas y cortas, delgadas y largas, cabezonas, morenas y pálidas, era todo un concierto, todos los hombres las frotaban con vigor. Me acerqué lentamente al sofá en el que estaban los 7 hombres masajeando sus penes. En el camino me deshice de mis botas y mis jeans, solamente la tanga seguía fijada a mí piel, por delante un triángulo blanco que cubría mi coño completamente depilado, las tiras de tela elástica a los lados y atrás otra fina tira de tela que se hundía profundamente entre mis nalgas, mi redondo y firme culo la ocultaba por completo. Me arrodillé frente a los hombres que no perdieron tiempo y comenzaron a posar sus manos sobre mí, apoderándose de lo que podían, masajeando mis pechos, sobando mi culo y mis piernas. También puse manos a la obra (al igual que boca, labios y lengua) el moreno, Miguel, estaba justo frente a mí, con su dura y cabezona polla apuntando directo a mi cara, me moví hacia delante y hundí aquel pedazo de carne caliente en mi boca, degusté su sabor salado, y al instante comencé a meter y sacar su polla de mi boca, rosándolo con la lengua en cada salida y envolviendo con mis labios su capullo para luego volver a tragarlo, los gemidos comenzaron, a ambos lados mis manos tomaron posesión de la polla de Daniel y de otro de los hombres, los masturbé al mismo ritmo que el de la comida de pene que estaba propinándole a Miguel, Pedro se puso de pie ofreciéndome también su pene al lado derecho y Alejandro detrás de mí acariciaba mis tetas mientras restregaba su polla por mi espalda, el otro chico también se puso a mi lado, ahora estaba rodeada de pollas como lo había deseado. Alternadamente mamaba la verga de Miguel y la de Pero, dando lengüetazos largos, metiéndomelas enteramente en la boca, lubricándolas bien, luego las tomé entre mis manos y mame otras 2 pollas sucesivamente, ya no sabía a quién se la chupaba ni a quién masturbaba. Sentí otros 3 penes golpeando mi cara, azotando mis pechos, los hombres que no alcanzaban mis manos o mi boca se masturbaban y pasaban sus húmedos penes por cualquier parte de mi cuerpo, los sentí golpear en mi culo y me puse en posición de perrito ofreciendo mi coño y mi trasero. Mientras yo me atragantaba con 4 penes deliciosos los otros 3 hombres se dedicaron a darme placer con sus bocas. Sentí unos labios gruesos y ásperos apoderarse de uno de mis pechos, succionaba con fuerza mi pezón y luego pasaba su lengua por todo mi seno, otro de los hombres le imitó y el tercero hundió su cara entre mis piernas, pude sentir su lengua recorrer todo mi coño por encima de mi tanga, humedeciéndola con su saliva y con mis propios jugos, pasó varias veces su lengua antes de arrancarme mi pequeña prenda de un tirón, el pedazo de tela desgarrada que había sido mi tanga quedó tirado en el suelo. Alejandro volvió a hundir su cara en mi vagina, abría mis labios vaginales y los lamía con delicadeza, mordía mi entrepierna y luego introducía su lengua nuevamente en mi raja, comiéndome el clítoris con intensidad. Mis gemidos pronto se convirtieron en gritos amortiguados porque en algún momento de esa deliciosa orgía Daniel y Pedro habían introducido sus penes al mismo tiempo en mi boca, me dolía la mandíbula, pero me las arreglaba para ensalivar ambos penes y pasarles mi lengua enteramente. Sentí un escalofrío recorrerme el vientre y mi primer orgasmo se hizo presente, temblando entre los cuerpos de aquellos hombres saqué los penes de mi boca y lancé un grito de placer increíble mientras por las comisuras de mis labios bajaban hilitos de saliva y líquido pre-seminal. Respirando agitadamente me levanté, todavía temblando y les pedí que me penetraran. Pedro se sentó en el sofá con su duro pene erecto al máximo y sus piernas abiertas. Yo le di la espalda y calculando bien me dejé caer sobre su polla, enterrándomela por completo en el coño, volví a gritar y cuando mi boca estaba abierta, uno de los hombres que mamaba mis pechos antes me clavó su pene húmedo en la boca, Daniel se puso a mi derecha y otro de los chicos a la izquierda, entre ellos los demás me rodearon con pollas nuevamente, mamé uno, dos, tres penes, otro más y otro, los rotaba en mi boca y lo mismo con mis manos, mientras comenzaba a rebotar en el pene de Pedro que me tomaba por la cintura y me elevaba hasta casi sacar su pene de mi vagina y luego con la misma fuerza me hacía caer nuevamente sobre su riquísima polla. Nuevamente mis pechos eran azotados con los penes circundantes mientras yo mamaba y masturbaba, masturbaba y mamaba. Mis tetas rebotaban al azar por las embestidas que recibía desde atrás y los azotes de las vergas. De nuevo escalofríos y temblores, gritos y gemidos y un segundo orgasmo, aún más intenso que el primero, dejó la polla de Pedro bañada de mis jugos. No contenta con esto, me saqué la polla del coño y solté todas las demás vergas. Levantándome del regazo de Pedro tome a Miguel y lo acosté en la alfombra con su negro instrumento de alabastro apuntando al encielado. Me paré sobre él, con mis piernas a ambos lados de su cuerpo y haciendo movimientos sensuales, siempre acompasados con el jazz de fondo, bajé lentamente hasta engullir con mi coño toda su polla, me moví despacio y luego me incliné hacia delante. Mis pechos se balanceaban sobre su cara como péndulos de hipnotista, el sacaba su dura lengua y lamía la punta de mis pezones. En esta posición mi culo quedó nuevamente expuesto y no tardé en sentir un grueso instrumento martillándome por mi pequeño agujero. Las lágrimas bajaron por mis mejías cuando de un solo movimiento estuve ensartada por completo por las 2 pollas, una en mi vagina y una en mi cola. Ya ni podía gritar, sentía que perdía el aire. Era la primera vez que me penetraban doblemente. Ambos hombres comenzaron a embestirme con un ritmo errático, mis pechos balanceándose otra vez. Y otra vez cinco pollas rodeándome, repetí la operación lo mejor que pude. Dediqué mamadas a todas y cada una de las pollas. Todos iban rotando por mi cola, sentí todos los calibres de pene entrar y salir de mi culo y vagina. A pesar de la frescura que proporcionaba el aire acondicionado yo estaba empapada en sudor, como si estuviera en un horno. Una embestida, una nalgada, un azote con un pene en mi cara. Escalofríos, dolor, placer, temblores. Un tercer orgasmo y… – ¡BAÑENME! – Grité completamente fuera de mí – ¡por favor! ¡Necesito sentir vuestro semen en el rostro y en mis pechos! – los hombres que me cogían vaginal y analmente en ese momento se salieron, yo me puse de rodillas y abrí mi boca, de entre mis piernas y de mi ano salían chorros de humedad; los 7 hombres se pusieron frente a mí, apretados unos contra otros, masturbándose frenéticamente. Yo no paraba de gritarles que me llenaran de su lefa, que quería sentir el líquido caliente deslizarse por todo mi cuerpo, entonces tremendos chorros comenzaron a salir disparados de los penes, chocaron contra mi cara, unos penes eyacularon primero, otros después, pero era un manantial de semen solo para mí. Unos cuantos chorros cayeron en mi boca que no paraba de pedir leche de hombre, saboreé la viscosidad, la sostuve en mi lengua antes de escupirla en la alfombra, mi cara estaba blanca de semen que se mezclaba con mi sudor y resbalaba por mi cuello y me llenaba los pechos, mi vientre, mis piernas. Recibí un baño de leche como los de Cleopatra y me dejé caer sobre la alfombra, respirando agitadamente y con una sonrisa en los labios. Todos los hombres eyacularon sobre mí. Pasados algunos momentos me levanté, Alejandro había preparado un baño para mí. Estuve largo rato entre las burbujas de la tina, dejando que el agua caliente acariciara mis adoloridos músculos. Salí del cuarto de baño totalmente desnuda. En la sala solo quedaban Alejandro, Daniel y Pedro. Luego de platicar unos momentos y agradecerles por la bella experiencia tomé mi ropa de la alfombra, dejé los retazos tirados de lo que había sido mi tanga sobre la alfombra y me puse mis vaqueros sin nada abajo, mi sostén, mi blusa y mis botas y partí hacia mi casa donde dormí toda la noche y parte del día siguiente para recuperarme de la orgía más increíble de mi vida.

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